Hay que tener cuidado con lo que se desea, pero realmente mucho cuidado, porque los deseos ésos se pueden hacer realidad… y ahí uno tiene que hacerse cargo. Y no vale decir «ah, no, pensándolo bien yo lo que de verdad quería es…» y soltar un deseo reformulado a la ligera, porque estamos en la misma. Así que lo mejor que puedo decir es, señores: a prestar atención a lo que se quiere!
Sino, mírenme a mí. En la secundaria, en las clases de inglés, miraba los dibujos de los libros de texto con ojitos soñadores: los dibujos me parecían coloridos y hermosos, envidiaba a la gente que ganaba plata haciéndolos, y pensaba para mis adentros «algún día voy a dibujar libros de inglés!».
Bueno, ese día llego. Y acá estoy, dibujando libros de inglés, pensando que no es tan maravilloso como me lo imaginaba… y mirando con ojitos soñadores esos fabulosos álbumes ilustrados, de tapa dura y páginas cosidas, con unas ilustraciones que te hacen caer las medias, y envidio a la gente que gana plata haciéndolos, y pienso para mis adentros «algún día…!»